lunes, 12 de noviembre de 2012

El matiz gris de la juventud

Aquí todo es mejor. Justin Taylor. Alpha Decay. 208 páginas. 19’50 €. 

A pesar de la apariencia dura –de caparazón, a veces-, que nos empeñamos en mostrar los humanos, lo cierto es que vivimos cargados de inseguridades. La juventud, ese periodo de tiempo indeterminado que transita desde el fin de la adolescencia hasta la adultez, tal vez sea la etapa de más dudas por la que atravesamos. 

Esa juventud es, precisamente, la época que se retrata en Aquí todo es mejor, la recopilación de cuentos de Justin Taylor que recoge la editorial Alpha Decay, una obra en la que todos los personajes van de la veintena a la treintena y arrastran profundos dilemas generacionales. De hecho, ese es el único nexo que une estos cuentos. 

Taylor relata fotografiando, escribe escenas desprovistas de cualquier interpretación, le cede el protagonismo a sus personajes, que desvelan mediante sus vivencias una máxima mucho mayor: la juventud norteamericana, aunque esta pueda ser extensible al resto. 

El autor recurre a unos personajes a menudo solitarios, dubitativos con respecto al futuro, pero con un cierto tono de nostalgia adelantada, y presos de una desolación indiferente que imanta cada una de las páginas del libro. 

Los temas propios de esa juventud que se hace partícipe, como pueden ser unas vacaciones de verano en la casa de un familiar o la pérdida de la virginidad, entre otros, preceden a temas más universales como la situación de la comunidad judía, la religión en su sentido más amplio, el aborto o la futilidad de las relaciones en nuestra sociedad contemporánea, todo ello desde el prisma de esos personajes jóvenes e inmaduros. 

Tal vez el cuento Una pizca de gris, el último de la recopilación, sea el que mejor refleje lo que significa esa generación que se retrata en el libro: ese escalón de lo adolescente a lo adulto. Una muestra de ese vaivén generacional es esta frase sobre las relaciones, cargada de condicionales e incertidumbres: “Tim, treinta y un años, acababa de empezar una relación con Kim cuando su vieja amiga Natalie, veintinueve, le dijo que tal vez estuviera lista para darse, por fin, la auténtica oportunidad que, secretamente, tanto ella como él siempre habían creído que se merecían. Y aunque lo de Kim parecía prometedor, Tim rompió con ella.”

La escritura de Justin Taylor no es de alardes, sino todo lo contrario: es una forma de escribir directa, muy tosca en ocasiones, pero sin caer nunca en el exabrupto ni en lo grosero; incluso por momentos desprende una cierta sentimentalidad, que procede de la propia marginalidad y vacilación de los personajes a los que da vida. Los cuentos del joven escritor norteamericano nos hacen recordar el realismo sucio angelino y a escritores como Bukowski, John Fante o, por momentos incluso, a Salinger, ya que combina esa escritura ruda con temas de apariencia más lírica. No en vano, se le compara con el gran cuentista Raymond Carver.

Publicado en Otro Lunes

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